El anillo solitario destaca por su diseño minimalista, centrando toda la atención en la gema central, normalmente un diamante, aunque puede personalizarse con otras piedras. Su simbolismo está ligado al compromiso eterno, y su versatilidad permite múltiples personalizaciones, desde el engaste hasta el tipo de metal. Además, el solitario es ideal para combinar con otras piezas, como argollas de matrimonio o churumbelas, creando un conjunto elegante. La calidad de la gema es clave, considerando los 4Cs: color, claridad, corte y quilates.